miércoles, 27 de mayo de 2009

MUNICIPALISMO: Formación virtual para el buen gobierno local




Por José Luis Furlan.



En los últimos 30 años, la mayoría de los países de América Latina han emprendido significativos procesos de descentralización y/o desconcentración político-administrativa. Como consecuencia de ello, en muchos países, los gobiernos municipales viven un momento caracterizado por la ampliación de sus competencias y de los recursos que deben gestionar.
Este nuevo protagonismo de los gobiernos locales reconoce varias causas. En América Latina la mayoría de la gente vive en las ciudades. En ellas las personas suplen sus necesidades básicas, desarrollan su potencial y ejercen sus derechos. La globalización, por su parte, ha revalorizado lo local. La globalización es un sistema red cuyos nodos son las ciudades. Ellas deben ofrecer las infraestructuras y condiciones necesarias requeridas por las empresas y las personas en esta nueva realidad. Finalmente, han cambiado las expectativas y las demandas de las personas. La gente se ha vuelto más exigente. Están acostumbradas a estándares de eficiencia muy alejados de los que tiene la administración pública tradicional. Esas expectativas presionan con fuerza sobre los gobiernos locales, los más próximos a los ciudadanos.
Es importante destacar que el nuevo protagonismo de los gobiernos locales conlleva la transformación de sus dinámicas internas, pero también requiere cambios en la relación con los ciudadanos y con las otras instituciones gubernamentales. En el primer caso, el desafío es cambiar la cultura burocrática por otra que posibilite modalidades de gestión más adecuadas a las nuevas responsabilidades y expectativas de los ciudadanos. En el segundo, los desafíos son abrir los procesos de planificación, ejecución y control de las políticas locales a la participación ciudadana y coordinarse adecuadamente con otras municipalidades y con los demás niveles de gobierno aprendiendo a funcionar en redes multinivel.
Para estar a la altura de estos desafíos necesitamos buenos gobiernos locales: receptivos de las expectativas y demandas de los ciudadanos, ágiles, eficientes y transparentes. Sin embargo, en muchos casos, las instituciones municipales latinoamericanas se enfrentan a una situación de capacidad administrativa limitada, de escasez de recursos y de problemas de legitimidad.
Para dejar atrás el modelos de gestión burocrático y mejorar la capacidad de gestión es necesario actuar decididamente en la dimensión técnica de la organización municipal; pero también es necesario promover cambios en los modelos mentales, valorativos y actitudinales de todos los actores involucrados en el proceso de gestión pública: en primer lugar, el personal al servicio de los gobiernos locales; pero también en las autoridades municipales, en los partidos políticos, en los ciudadanos. Y para afrontar ambas cuestiones es necesario desarrollar acciones de capacitación y formación.
En la sociedad del conocimiento, el primer paso en la dirección del buen gobierno local es generar el capital humano necesario; en otras palabras, preparar a las personas para participar con eficiencia y eficacia en la planificación, ejecución y control de las políticas públicas locales.
Pero, para ser eficaces y tener impacto en el mediano y largo plazo, las acciones de capacitación y formación requieren la existencia de una carrera pública local. Cuando la gestión del capital humano de los gobiernos locales se basa en la discrecionalidad política, la incorporación y promoción del personal se hace en base a la fidelidad personal al jefe o en la lealtad al partido en el gobierno. En tal caso, la capacitación poco importa. Y debido a que cada nueva administración cambia gran parte del personal, la inversión en ese rubro no se capitaliza institucionalmente. Detrás de las prácticas basadas en el clientelismo y la discrecionalidad política llegan, inevitablemente, los problemas de ineficiencia, corrupción y, finalmente, la deslegitimación ante la ciudadanía.
La gestión de los recursos humanos con base en sistemas de mérito es una importante asignatura pendiente en la gran mayoría de las municipalidades latinoamericanas. El problema no tiene una solución sencilla y fácil de implementar en el corto plazo. Sin embargo, aún en el contexto de los sistemas de gestión del capital humano basados en la discrecionalidad política, para que los agentes públicos locales puedan desempeñarse satisfactoriamente en sus puestos de trabajo es necesario un proceso de capacitación permanente. Sin un sistema de carrera pública local, las organizaciones municipales pioneras en materia de buen gobierno pueden tener programas de capacitación de su personal y vincular sus capacidades con los requerimientos de una gestión eficiente y eficaz de las responsabilidades municipales. Estas organizaciones pioneras en materia de buen gobierno municipal son una necesidad tan imperiosa como los sistemas de carrera pública local, ya que deben servir de ejemplo de lo que puede lograrse en materia de gestión al privilegiar el mérito y la idoneidad orientando a otras instituciones y despertando su afán de imitación.
La capacitación del personal municipal tiene sus propios desafíos. En primer lugar, no siempre sabemos cuáles son los problemas que tenemos que resolver por medio de la capacitación. Para resolver esta cuestión es necesario contar con un diagnóstico de las necesidades de la institución en función de sus planes de mejora y desarrollo organizacional. La capacitación que enriquece a las personas pero que no apunta simultáneamente a fortalecer a la institución tiene un impacto organizacional limitado. Y en un contexto en el que el personal no tiene estabilidad, a largo plazo, ese impacto es casi nulo. En segundo lugar, la metodología tradicional de impartir capacitación es costosa y poco efectiva. El modelo pedagógico que utilizamos pone al instructor en el centro de la escena y sume al aprendiz en la pasividad. Nadie aprende a conducir un coche escuchando una explicación, ni a jugar al fútbol, ni a negociar, ni a nada. Para lograr un aprendizaje efectivo es imprescindible que el que está aprendiendo juegue un papel fundamental, que sea el protagonista del proceso. Por otra parte, si bien la capacitación presencial durante muchos años ha respondido a las necesidades del mercado hoy, en la mayoría de los casos, ofrece soluciones de elevados costos, costos que se incrementan en forma directamente proporcional con el nivel de dispersión de la audiencia en razón de los esfuerzos logísticos que son necesarios. Si se toma la estructura de costos de una actividad de capacitación presencial típica, podrá apreciarse que los mayores porcentajes están destinados a cubrir los gastos de transporte, alojamiento y manutención, tanto de los instructores como de los participantes. A eso deben agregarse otros conceptos importantes: el costo del espacio físico y también el valor que representan las horas que se deja el puesto de trabajo para capacitarse.
Estos y otros inconveniente ha disparado la búsqueda de nuevas alternativas de capacitación. Las oportunidades para cambiar la metodología tradicional por una más eficaz y para lograr calidad a bajos costes están en la formación virtual; es decir en la utilización de las posibilidades que ofrece Internet. Además de todas las ventajas económicas y de otra índole que implica el no tener que desplazarse para participar de una actividad y poder acceder a la capacitación en el momento más oportuno, la capacitación virtual ofrece la posibilidad de renovar el modelo educativo. En efecto, los recursos disponibles en la mayoría de los entornos virtuales de aprendizaje quitan el protagonismo al instructor y colocan al que aprende en el centro de la escena.
Lo afirmado precedentemente a favor de la capacitación virtual no implica ignorar que existen dificultades y barreras a la implementación exitosa de una solución de capacitación municipal basada en las nuevas tecnologías. A la hora de implementarla es necesario considerar las facilidades existentes para acceder a una conexión, el nivel de alfabetización digital de los destinatarios, su grado de autonomía para llevar adelante el proceso de aprendizaje y la existencia de instructores capaces de generar contenidos adecuados a los recursos disponibles en las plataformas de formación virtual y también de conducir y apoyar el proceso de aprendizaje. No obstante, las barreras y dificultades pueden superarse.
Precisamente, desde el
Centro Latinoamericano de Estudios Locales ofrecemos servicios de desarrollo y alojamiento de cursos a las instituciones locales que desean tener sus propios programas de capacitación por Internet, pero que no disponen de la plataforma informática necesaria, ni de los conocimientos técnicos y pedagógicos imprescindibles, ni de la experiencia suficiente para implementarlos con resultados exitosos.
En conclusión, es fundamental que las autoridades de las instituciones locales, pero también la sociedad en su conjunto, reconozcan que el buen gobierno local sólo se logrará por medio de la inversión en capital humano. Y que la formación por Internet puede contribuir de manera significativa para optimizar esa inversión.